By Michel Foucault
Despues del primer volumen, Foucault recentra su estudio en los angeles genealogia del nombre de deseo. Desde los angeles Antig??edad clasica hasta los primeros siglos del cristianismo. El uso de los placeres esta consagrado a l. a. forma en que los angeles actividad sexual ha sido problematizada por los filosofos y los medicos, en l. a. cultura griega clasica del siglo IV a.C.
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Los angeles Carta sobre el humanismo fue publicada por primera vez en 1947 a modo de apéndice a un escrito anterior sobre l. a. doctrina platónica de los angeles verdad. Si bien se inscribe en el landscape de una postguerra que, a l. a. vista de las ruinas resultantes de los angeles Segunda Guerra Mundial, se plantea un interrogante generalizado acerca de l. a. responsabilidad de los angeles cultura occidental de su ciencia, pero también de su literatura, de su música y, sobre todo, de su filosofía en los angeles catástrofe ocurrida, este texto de Martin Heidegger (1889-1976), al que no se tardó en atribuir cierto carácter programático, alcanzó rápidamente una gran acogida y despertó un interés que no ha cesado de incrementarse hasta el día de hoy.
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39. cf. Diógenes Laercio, vida de los filósofos, ti, S. Sobre la comunidad de este tipo de pla¿er con los animales, Jeno- fonte, Hieióvi, vii; sobre el carácter mezclado del placer físico, cf. Platón, La república, ix, 583b s. ; sobre el placer que acompaña a la restauración del estado anterior del cuerpo, Platón, Timeo. 64d-65a; Aristóteles, Ética nicomaquea, vi¡, 4, 1147b. 40. Platón, Leyes, 11 636c. radicalmente distinta de lo que sera por ello 1 no APHRODISIA 49 de los sexos. 42 Justamente esta agudeza natural del placer con la atracción que ejerce sobre el deseo es la que lleva a la actividad sexual a desbordar los límites que la naturaleza le fijó cuando hizo del placer de las aphrodisia un placer inferior, subordinado y condicionado.
Mantenerse en su papel o abandonarlo, ser sujeto de la actividad o ser su objeto, pasarse del lado de quienes la sufren, cuando se es hombre, o quedarse del lado de quienes la ejercen, tal es la segunda gran variable, con aquella de la "cantidad de actividad" que da asidero a la apreciación moral. El exceso y la pasividad son, para un hombre, las dos formas mayores de la inmoralidad en la práctica de las aphrodisia. 2. Si la actividad sexual debe ser as¡ objeto de diferenciación y de apreciación morales, la razón no es que el acto sexual sea en sí malo; tampoco porque cargue consigo la marca de una caída original.
Tión de ciencia y de técnica. Estos conocimientos prácticos que son -según un acercamiento muy tradicional- la medi. cina, el gobierno, el pilotaje, implican así que no nos contera temos con conocer los principios generales sino que seamos capaces de determinar el momento en que es menester inter venir y la forma precisa de hacerlo en función de las circuns tancias en su actualidad. Y justamente es uno de los aspecto@ esenciales de la virtud de prudencia dar la aptitud para lle var como es debido "la política del momento", en los dife rentes campos -se trate de la ciudad o del individuo, de cuerpo o del alma- en los que lo que importa es captar e kairos.