By Richard Sennett, Cesar Vidal
Carne y piedra es una historia de l. a. ciudad en los angeles civilización occidental contada a través de l. a. experiencia corporal de las personas. Apoyándose en un enfoque multidisciplinar y en su vasta erudición, Richard Sennet describe aspectos íntimos de l. a. vida -cómo se movían hombres y mujeres, qué veían y oían, dónde comían, cuán
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L. a. Carta sobre el humanismo fue publicada por primera vez en 1947 a modo de apéndice a un escrito anterior sobre l. a. doctrina platónica de l. a. verdad. Si bien se inscribe en el landscape de una postguerra que, a los angeles vista de las ruinas resultantes de l. a. Segunda Guerra Mundial, se plantea un interrogante generalizado acerca de los angeles responsabilidad de los angeles cultura occidental de su ciencia, pero también de su literatura, de su música y, sobre todo, de su filosofía en l. a. catástrofe ocurrida, este texto de Martin Heidegger (1889-1976), al que no se tardó en atribuir cierto carácter programático, alcanzó rápidamente una gran acogida y despertó un interés que no ha cesado de incrementarse hasta el día de hoy.
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Orzos gobernaba el comporramienro corporal en e! ágora. El ciudadano trataba de caminar con decisión y lo más rápidamenre que podía en medio del remolino de los demás cuerpos. Cuando se paraba, establecía contacto ocular con extraños. Mediante tal movimiento, postura y lenguaje corporal, buscaba irradiar compostura personal. El historiador de! arte Johann Winckelmann dijo que un conjunto de cuerpos semejanres en e! ágora componían algo parecido a un cuadro de orden corporal en medio de la diversidad SI.
Los cambios culminaban al tercer día, cuando las mujeres salían. No es que entonces se parecieran a los hombres. La luz brillaba sobre los cuerpos cubiertos que se habían transformado en el curso de un ritual -misterioso e incognoscible para los hombres- que de alguna manera los había dignificado. Las metonimias rituales, a diferencia de las del poeta, utilizaban e! espacio para realizar los cambios. Tales espacios alteran la condición de los cuerpos que penetran en e! círculo mágico del ritual.
El calor de! cuerpo, tal y como se expresaba en la retórica democrática, condujo al pueblo a perder el conrrol racional en la discusión; e! calor de las palabras en la política careció asimismo de la lógica narrativa que poseía en e! teatro. Los atenienses fueron incapaces de crear un diseño en piedra que remediara esas situaciones. En la colina de Pnyx el pueblo era responsable de sus actos pero no los controlaba. Si los términos de este divorcio del cuetpo y la mente han cambiado en el curso de nuestra historia, la división misma que comenzó en nuestros orígenes ha persistido.